Durante los últimos años, los argentinos fueron protagonistas de un fenómeno que se fue potenciando con el tiempo y que derivó en marcados cambios en los hábitos de consumo, de la mano de salarios cada vez más altos medidos en términos de dólar.
De acuerdo con un informe del Centro de Estudios Económicos y Monitoreo de las Políticas Públicas (CEMOP), desde fines de la convertibilidad y hasta el 2012 el índice de remuneraciones correspondiente al sector privado se multiplicó por ocho.
En tanto, el salario mínimo pasó de $200 a $2.300, lo que implicó un imponente crecimiento del orden del 1.150% durante el mismo período.
Como contrapartida, si se toma una cotización promedio de $3 por cada billete verde en 2002, el tipo de cambio apenas avanzó 52%, lo que muestra cómo la divisa estadounidense fue quedando "barata" frente a ajustes salariales que se subieron a la carrera para intentar ganarle a una inflación que, desde hace años, viene cabalgando sobre tasas por encima del 20%.
Y los cambios de hábitos -en muchos casos, un regreso a las "viejas costumbres", típicas de los años noventa- no tardaron en llegar. Así las cosas:
• En 2002, la cantidad de argentinos que cruzaron la frontera en aviones, micros o autostotalizó 1,3 millones de personas.
• El año pasado, más de 5 millones de turistas decidieron aprovechar los "beneficios" de un tipo de cambio atrasado y descansar fuera de la Argentina.
• A fines de 2002, con salarios por el piso y un billete verde caro, los saldos de tarjetas de crédito por compras fuera del país eran casi inexistentes: apenas sumaban u$s13 millones.
• Actualmente, la "fiebre" por hacer turismo en el exterior, de la mano del tipo de cambio "subsidiado", generó que este indicador supere los u$s350 millones.
• En lo que se refiere al mercado automotriz, en 2002 las marcas importadas padecían el rigor de la economía: una marca premium como Audi logró patentar apenas 490 unidades.
• En tanto, en 2011 y pese a las restricciones a las importaciones, la marca alemana supo coronar el mejor año de su historia en la Argentina, con 5.217 vehículos vendidos.
• En lo que se refiere al entretenimiento, también hubo cambios significativos: apenas abandonada la convertibilidad, muchos artistas internacionales apenas pisaban la Argentina. En 2002, por ejemplo, Roger Waters sólo logró colmar el estadio de Vélez Sarsfield.
• Este año, en cambio, debió realizar la friolera de 8 estadios de River para hacer frente a la demanda, con un precio promedio de u$s140 por ticket.
El problema es que la contracara del boom del turismo en el exterior, del auge de ir de shopping a Miami y del notable incremento en el ritmo de ventas de autos importados, es el de un "Made in Argentina" cuyas mejoras en productividad están cada vez más lejos de hacerle frente a la fuerte suba de costos salariales.
En buen romance: la industria y los servicios con sello albiceleste quedaron muy caros. Y esto, lógicamente, se está traduciendo, según los expertos, en menos exportaciones con valor agregado, en una menor generación de empleo y en la necesidad creciente de reforzar el "cerrojo" para proteger a diversas ramas de actividad, cada vez más acorraladas por la suba de costos.
En diálogo con iProfesional.com, Ernesto Kritz, director de SEL Consultores destacó que "en los últimos cinco años, descontada la inflación de Estados Unidos y las ganancias deproductividad en la Argentina, los salarios en dólares crecieron un 57%. Esto claramenteafectó mucho a la competitividad y, si no provocó destrucción de empleo, al menos no fomentó la creación de nuevos puestos de trabajo".
De este modo, "si tomamos el tipo de cambio real y lo deflactamos por los salarios, en relación a nuestros principales socios comerciales estamos peor que en el 2001 y ni hablar si sólo consideramos el dólar", alertó Kritz.
En este contexto, un reciente informe de IDESA alertó que los incrementos salariales logrados en estas últimas paritarias "implicarán que el costo laboral en dólares se ubique en niveles muy superiores a los de la década de los '90".
De este modo, desde la consultora consideraron que "la etapa fácil de la recuperación salarial, luego de la profunda licuación producida por la devaluación del año 2002, se agotó".
Sin embargo, para los expertos, las exigencias salariales ya están chocando contra la realidad y, para muchos están "fuera de foco".
Al respecto, Ramiro Castiñeira, analista de Econométrica, advirtió que "los salarios siguencreciendo en dólares como si no pasara nada. Los gremios piden y piden pero las negociaciones están desvinculadas de la realidad, de los problemas con el dólar, de las complicaciones con la energía... de todo".
"Esto es insostenible y finalizará cuando la economía se termine cayendo sobre todos los sectores de actividad, porque claramente estamos entrando en un estancamiento generalizado y viendo un inicio de recesión", alertó el experto.
Castiñeira agregó que "la industria en general se desaceleró y algunas ramas de actividad entraron en recesión. Hasta ahora, el motor de las discusiones era defender el poder adquisitivo, lo que llevó a que los salarios sean cada vez más altos en dólares. El problema es que, con los riesgos que hay en la economía, regresemos a una etapa que no se veía hace mucho tiempo: que la pelea sea por los puestos de trabajo y no por las remuneraciones".
Industria argentina, más cara y menos competitiva
Para Mariano Lamothe, "con permanentes salariales superiores al 15% en dólares, la Argentina claramente va quedando cada vez más afuera del negocio de exportación. Se están perdiendo mercados, especialmente en un mundo donde cada vez hay más competencia".
Al respecto, Marcelo Elizondo, exdirector ejecutivo de Fundación ExportAr, destacó que "durante los cinco primeros meses, las ventas al mundo de productos con más valor agregado, como las manufacturas industriales, tuvieron una performance considerablemente peor que los productos primarios".
"Esta primarización que exhibe el comercio exterior está vinculada con la inflación de costos medida en moneda estadounidense, además de otras cuestiones restrictivas, como regulaciones, trabas, normas tributarias e intervenciones varias", acotó el experto.
Entre los sectores más castigados por el cóctel que combina altas subas de costos y baja de la actividad está la industria automotriz.
Según Kritz, "a esto se sumó la devaluación del real. Es decir que gran parte de la ventaja que había conseguido la Argentina tras la salida del 1 a 1 se perdió. Esto implica que el encarecimiento de los salarios industriales llevó a una importante pérdida de competitividad".
En este sentido, tal como consignara días atrás este medio, los salarios de los trabajadores de la industria automotriz argentina actualmente son un 17% más altos en dólares que los de sus pares brasileños.
Castiñeira alertó que "puede complicar mucho el hecho de que el real se haya devaluado en estos últimos meses. Para empezar, esto provocó un desplome de entre un 25% y un 30% de los salarios de ese país medidos en divisa estadounidense. A quienes afecta primero es a las empresas nacionales, que van a tener que redoblar esfuerzos para exportar. Pero, si esto sale mal, siempre terminará ajustándose por el nivel de empleo".
Frente a esta realidad, el presidente de la Cámara de Industriales Metalúrgicos de Córdoba, Emilio Echegorry, había alertado que "fabricar un auto en la Argentina hoy es más caro que en cualquier otro lado".
Así, el dirigente se sumó a las críticas que tiempo atrás había realizado la presidenta de General Motors para la región, Isela Costantini, quien aseguró que por la suba de costos a las empresas del sector les resulta cada vez más difícil competir en el exterior, especialmente frente a la oferta de Colombia y México.
Como muestra de lo poco atractivos que se volvieron los vehículos nacionales, cabe destacar que mientras que en 2005 la industria local exportaba 11 modelos distintos al mercado mexicano, en 2012 y previamente a la crisis que puso fin al acuerdo comercial bilateral, la Argentina apenas logró colocar 3 modelos.
Sin embargo, para Jorge Vasconcelos, economista del IERAL, la coyuntura va más allá de la actividad automotriz, dado que, según el experto, el flagelo es generalizado: "El costo laboral unitario de la industria argentina ya es un 25% más alto que en Brasil. Esto, sumado a problemas como el dólar y el financiamiento, genera que las posibilidades de que haya un incremento en el nivel de empleo sean mínimas".
La "industria sin chimeneas" también lo padece
Esta dinámica, donde los altos salarios en dólares están pegando a numerosos sectores de la economía, también perjudica a los servicios con sello albiceleste.
En efecto, las "fábricas sin chimeneas", en las cuales la mano de obra es el principal costo que deben afrontar, no pararon de perder terreno en los últimos años.
Y un claro ejemplo de esta dinámica es el sector de los call centers, los centros de contacto que ofrecen servicios básicos y que pasaron de ser el gran "caballito de batalla" de la Argentina a quedar prácticamente al borde del precipicio.
No es para menos, según un relevamiento de la Agrupación de Centros de Contacto de la Cámara de Comercio, la Argentina en 2008 estaba posicionada como el principal polo receptor de inversiones a nivel regional, con 18.000 empleos dedicados a la exportación de estos servicios.
En ese entonces, el país peleaba de igual a igual contra naciones como Chile, Colombia o Perú por la radicación de empresas dedicadas al negocio del call center.
Sin embargo, la furiosa suba de costos salariales fue demasiado para la actividad, a tal punto que actualmente apenas subsisten 2.000 puestos de trabajo volcados al exterior, los cuales, además, se están reconvirtiendo a empleos de mayor valor agregado.
En este contexto, Mario Miccelli, gerente de la entidad, aseguró que "la gran competencia que hubo en este negocio llevó a que el puesto que hace unos años lo tenía un cordobés hoy lo tenga un peruano o un colombiano. Por eso, para servicios de menor valor hay que irse fuera de la Argentina".
De este modo, el directivo aseguró que la única manera de competir fue cambiar el modelo de negocios y apostar a ofrecer productos de mayor jerarquía, como servicios de IT, BPO o vinculados con los recursos humanos.
Para los expertos, ningún sector está logrando escapar de la suba de costos, se trate de autos, de indumentaria, de electrodomésticos o de un servicio telefónico para asistir a un usuario ubicado a miles de kilómetros de la Argentina.
Frente a este panorama generalizado, Castiñeira aseguró que "estamos regresando a escenarios del pasado. Con una inflación del 25% y un tipo de cambio en los $4,5 por dólar, volvemos a beneficiar a aquél que sale a hacer turismo en el exterior y a castigar al que quiere invertir en el país".
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