Resignación” es una palabra que la clase media busca eliminar, desde hace tiempo, de su vocabulario.
Después de recortar gastos, adaptarse a las crisis y volver a empezar en varias ocasiones, darse los gustos se convirtió en una prioridad para este sector social que ya no está dispuesto a cambiar su estilo de vida.
Sin embargo, la suba de precios que se está dando desde hace algunos meses está afectando nuevamente a los “bolsillos” y la preocupación comienza a aparecer nuevamente, impulsando un cambio de “estado de ánimo”.
La situación fue advertida en un informe de SEL Consultores, que revela cuáles fueron los sectores que sufrieron subas de precios, incluyendo aquellos de gastos básicos como mantener el hogar o pagar el colegio hasta otros que tienen que ver con el placer y el entretenimiento.
Según el rubro, los incrementos llegan hasta el 68%, y amenazan con poner un freno al “estilo de vida” de la clase media.

Golpe al bolsillo
El informe destaca que quienes más están sufriendo esta situación son la clase media no asalariada y quienes, con este nivel de ingresos, están fuera de convenio, ya que no tienen poder para negociar, como sucede en otros segmentos sociales sindicalizados.
Desde la salida de la crisis, los ingresos de estos sectores evolucionaron por detrás de los obtenidos por los asalariados bajo convenio. “Esto refleja una menor capacidad de negociación de las remuneraciones”, aclaran los especialistas de SEL.
Por otro lado, el estudio advierte que, si esto ocurrió en un ciclo de alza del salario real, con inflación baja o moderada, es probable que continúe sucediendo en un escenario inflacionario como el actual.
“Desde luego, dependiendo de la elasticidad-precio en categorías ocupacionales específicas, la clase media no asalariada o asalariada fuera de convenio tiene, en promedio, una menor capacidad de defensa del ingreso que los que negocian colectivamente. Y los consumos típicos de la clase media están subrepresentados, o a veces excluidos, en el actual índice de precios al consumidor”, agrega Ernesto Kritz, director de la consultora.
Muchos de estos consumos no están regulados o, estándolo, el Gobierno les admite ajustes de precio son superiores a los que reconoce para el nivel general.
Las principales subas
Para ilustrar cómo se fueron dando los aumentos, se tomaron en cuenta una serie de bienes y servicios demandados por la clase media. Desde inicios de 2007, cuando la inflación comenzó a acelerarse (y junto con ello se iniciaron las distorsiones en el IPC oficial), estos precios se duplicaron.
El aumento acumulado este año (hasta agosto) es del 17 por ciento. El IPC oficial -promedio de la población- reconoce, para dicho período, un alza del 7,5 por ciento.
La variación de la inflación es creciente: en el primer trimestre la suba interanual para la clase media fue del 19%; en el segundo llegó al 22% y, en el actual, es superior al 23 por ciento.

Un caso representativo es el de mantenimiento del hogar y del automóvil:
•Alquiler: mientras que un departamento 3 ambientes en Caballito tenía un valor de $2.950, ahora sale 3.500 pesos. Es decir, subió más del 16 por ciento. Además, las expensas también se incrementaron un 23 por ciento.
•Mantener un auto: los precios de un 0Km se incrementaron un 21%; mientras que la nafta lo hizo un 25%; el seguro, un 23%; y la cochera mensual, más del 20 por ciento.
•Taxi: si en lugar de vehículo propio se utiliza un taxi, el costo también creció un 21%, por lo cual, la alternativa también “golpea” el bolsillo.
•El servicio doméstico tuvo subas promedio del 11 por ciento.
•Los colegios privados treparon hasta un 34 por ciento.
•Y los planes de salud para un matrimonio se incrementaron hasta 39 por ciento.

En cuanto a las salidas y entretenimientos, también se dio un cambio de tendencia:
•Un empleado de clase media que almuerza en una cafetería de microcentro actualmente paga un promedio de $35,50 por el plato del día, con gaseosa y café. Hace un año, el monto era de $28, es decir, sufrió un aumento de 27 por ciento.
•El menú ejecutivo, solicitado por jefes o directivos de cargos altos, cuesta un 49% más que en agosto del 2009.
•Si se trata de una salida por diversión, también hay que pagar un “alto costo” por pasar un buen momento. Un grupo de amigos que se reúne para cenar en una parrilla libre de la Costanera abona en la actualidad 34% más que hace un año. Y si el lugar elegido es un restaurante de Belgrano -donde piden a la carta plato principal, postre y bebida-, se deben desembolsar hoy $121 frente a los $101 pagados en 2009.

•La platea en un teatro, que en agosto de 2009 tenía un precio de $80, hoy no baja de los 120 pesos. Es decir, creció un 20 por ciento. En tanto, el cine aumentó un 9 por ciento.
•Por otra parte, viajar, que se convirtió en una de las escapadas preferidas de los argentinos -quienes cambiaron las largas vacaciones una vez al año por aquellas más cortas pero más seguidas-, sufrieron incrementos que pueden superar el 30 por ciento.
•Un caso es el viaje en avión a las Cataratas, el cual se incrementó un 38%, llegando a los $1.118 en clase turista. Y ni pensar en el sur, donde un paquete a Bariloche con avión y 7 días de hotel incluido cuesta 66% más que hace un año: pasó de $2.654 a 4.417 pesos.
Es decir, los precios cada vez aumentan más y afectan duramente el salario, haciendo que las consecuencias comiencen a sentirse a fin de mes. “Tal vez eso ayude a explicar el humor social de la clase media”, finalizó el informe. |
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